Códigos de conducta en la enseñanza del Yoga

Como profesores de Yoga surge la necesidad de establecernos con honestidad, ética y responsabilidad al código de conducta para la enseñanza.

Cuando Bikram Choudhury, el fundador de Bikram Yoga, de 73 años de edad, recibió finalmente una orden de arresto el año pasado, después de no pagar casi $ 7 millones en honorarios legales que debe por una demanda de acoso sexual.

Muchos en el mundo del yoga habían estado esperando ese momento, después de años de violaciones y agresiones del Sr. Choudhury, el millonario creador de una secuencia de yoga que consta de 26 posturas dentro de un cuarto con elevada temperatura.

Pero la noticia sólo trajo una satisfacción sombría; Desafortunadamente, el caso del Sr. Choudhury no es único.

En 2016, un maestro en el centro Jivamukti Yoga de Nueva York, conocido por su clientela de celebridades, fue demandado, junto con el centro y sus líderes, por abuso sexual.

La comunidad de Anusara de John Friend fue sacudida y disuelta en 2012 después de que le descubrieran tener asuntos con estudiantes.

Amrit Desai de Kripalu fue acusado de mala conducta sexual y abuso de autoridad en 1994 y una cantidad de $ 2.5 millones fue pagado (el Centro Kripalu en Massachusetts se separó de Desai y se reorganizó). Y hay, por supuesto, innumerables historias en el radar de los profesores de yoga llegando a los estudiantes o tocarlos de manera inapropiada en clase.

Esto debe detenerse – como cualquier practicante que suele acercarse a disciplinas como yoga y meditación cuando son vulnerables que quizá vienen recuperándose de alguna lesión o enfermedad crónica y corazones rotos, y usualmente en algunas encrucijadas personales más grandes. Vienen con traumatismos, adicciones o trastornos alimenticios. Vienen después del divorcio. Vienen con esperanza.

En este estado de vulnerabilidad, es absolutamente necesario que los estudiantes se sientan seguros. Los profesores, como terapeutas o educadores en otros campos, tienen un poder inherente, el cual puede usarse para curar o explotar. Pero debido a que también es fácil combinar la bondad del yoga con los profesores mismos, los instructores pueden beneficiarse de una actitud de conducta ética, o incluso de santidad, lo que algunos llaman “cubierta” espiritual que protege a los que abusan de su poder. Mientras que corresponde a los estudiantes discernir entre el maestro y las enseñanzas, los que tienen autoridad tienen la responsabilidad de proteger.

De acuerdo con la encuesta hecha en 2016 hecha por Yoga en América patrocinada por Yoga Journal y Yoga Alliance – la organización sin fines de lucro más grande en los Estados Unidos que representa a la comunidad de yoga y proporcionar requisitos de formación de profesores – hay 36,7 millones de practicantes de yoga en todo el país (EUA), 72 por ciento son mujeres. Aunque Yoga Alliance ha publicado un código de conducta, pocos saben que existe hasta que están buscando explícita mente, y para entonces puede ser demasiado tarde.

https://www.nytimes.com/2017/06/07/opinion/yoga-code-of-ethics-bikram-choudhury.html

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